lunes, septiembre 03, 2007

ABC - La temeridad contagiosa, por Herman Tertsch

Es probable que los síntomas más alarmantes de la toxicidad de la subcultura que José Luís Rodríguez Zapatero ha sabido imponer en el discurso político hegemónico en este país no estén ya en su agotadora palabrería que tanto habrá hecho sufrir a los transcriptores del publirreportaje con que ayer declaraba abierta la campaña electoral en campo amigo. La profanación de la semántica no es una habilidad sino una característica del presidente. Por eso su renovada y maquillada charlatanería -«mi iniciativa personal de la imagen de marca del Gobierno de España»- debería impresionar poco. Eso no quiere decir que no haya, en tan prolija nadería impresa, materia de seria preocupación. Aterra pensar sobre la posibilidad, afortunadamente desbaratada, de que «sería un presidente sin alma, sin entrañas», si no se hubiera lanzado a la negociación con ETA para buscar acuerdos de mutuo interés. Ya ha demostrado tener alma y como ETA le cantó aquello tan de fin de fiesta vasca de que «todos queremos más, y más y mucho más», ahora han regañado y se declara «implacable» con sus exsocios del proceso.

A los más susceptibles también puede alarmar esa búsqueda de la «modernización definitiva de España», más que nada porque en sus labios la palabra «definitiva» viene a ser «irreversible» y aunque sabemos que para él puede significar lo contrario mañana o en abril, demasiados daños de su legislatura amenazan con ser, si no irreversibles y definitivos, sí duraderos y muy costosos. Pero hace ya tiempo que las palabras de Zapatero solo sirven como soporte especulativo. No ya sobre sus ideas sino sobre sus artimañas pretendidas. Y me evocan las inolvidables frases del Manifiesto democrático de Ferdinand Peroutka, aquel gran señor del periodismo libre checoslovaco que, desde su exilio en EEUU, inoculó en la memoria de millones de resistentes al totalitarismo y a la experimentación social el mensaje humanista más sencillo y auténtico: «La lucha de la democracia por devolver a las palabras su significado decente, de darle de nuevo su clara definición a los términos, es más que una lucha política. Es una lucha en defensa de la herencia de pasadas generaciones que unen a la gente con las palabras que corresponden a la realidad». Peroutka se convirtió con su manifiesto en bandera de quienes creían y creen que si quedan«las palabras al servicio de la política» como es deseo expreso de nuestro Gran Timonel leonés, está puesto el huevo de la serpiente.

Asfixiados en la toxicidad
Ayer otra entrevista, en estas páginas de ABC, más concisa pero pletórica de razón y contenido, daba ocasión a Jaime Mayor Oreja a decir cosas muy importantes que muchos de sus compañeros de partido parecen olvidar o ignorar, asfixiados en la referida toxicidad. Advierte a los responsables del PP, inmersos en una ridícula gresca, que la sociedad española puede pagar muy caro este espectáculo. Dice él que se debe a la «ingenuidad» de quienes «desprecian estas elecciones generales o apuestan por un poco más allá». «Ingenuidad» es un término suave porque la temeridad es gravísima. Tiene razón Mayor Oreja y es una pena que Rajoy no lo haya dejado claro en su entorno, en que «el centroderecha español parece no se ha dado cuenta de lo implacable que es el proyecto que tiene enfrente, de lo poderoso que es su aparato de comunicación y de que por tanto no puede cometer errores o torpezas». Porque supone el suicidio de la derecha democrática española, la liquidación de la alternancia en el sistema democrático español y por tanto la liquidación de la democracia que es, desde un principio, el sueño experimental del «mago de León» al que hay mil razones para ridiculizar pero al menos tantas para temerlo.

De ganar las elecciones Zapatero con su apuesta por la «modernización definitiva», habrá ese «segundo tiempo» en el que retornará, sin mayores trabas, la coordinación de intereses con ETA y todos los nacionalismos y grupos antisistema. Nadie puede estar seguro de que volvamos a tener unas elecciones en condiciones democráticas y alternancia posible. El centroderecha español ganó por mayoría absoluta las últimas elecciones celebradas en condiciones normales en este país. Si no gana estas puede que no vuelva a haberlas.

viernes, julio 20, 2007

PRUEBA


Texto en blanco






sábado, julio 07, 2007

El Mundo trata un caso de agresión sexual con una alegre estética festiva

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EL SUCESO OCURRIÓ EN UN HOTEL DE MURCIA

Condenan a un joven por meterse en la cama de una pareja y abusar de la chica

Ilustración: Luis Parejo

Ilustración: Luis Parejo

Actualizado viernes 06/07/2007 21:38 (CET)

EFE

MURCIA.- El Juzgado de lo Penal número Tres de Murcia ha condenado a un año de prisión a un joven por abusar de una chica cuando se metió en la cama que ésta compartía con su novio, en un hotel ubicado en la carretera de Alicante a Murcia.

La sentencia señala que P.S., que se alojaba, como la pareja de novios, en el mismo establecimiento, "se introdujo subrepticiamente por la ventana en la habitación en la que éstos dormían".

Y añade que "aprovechando que no podían apreciar su presencia, P.S. se bajó los calzoncillos y se metió en la cama encima de ella, que, dormida, pensó que se trataba de su novio, comenzando aquél a besarla y manosearla por todo el cuerpo".

Afirma también el Juzgado que al despertarse el novio y advertir la presencia del acusado encima de su novia le preguntó que quién era, "momento en que P.S., tras subirse los calzoncillos, salió corriendo de la habitación, siendo perseguido por aquél hasta la habitación en la que se encerró".

Señala igualmente la sentencia que "en este caso, no existe motivo alguno que permita inferir la existencia de móviles espurios de resentimiento, enemistad, venganza, etc., pues consta por manifestaciones tanto del acusado como de la denunciante que no se conocen de nada".

Y añade que "no se puede sospechar de la existencia de interés lucrativo alguno", por lo que considera verosímiles las declaraciones de la pareja de novios, aunque el acusado se declarara inocente.

La sentencia no es firme, ya que puede ser recurrida ante la Audiencia Provincial de Murcia.

martes, junio 05, 2007

domingo, junio 03, 2007

FRESA Y CHOCOLATE: EL LENGUAJE

Nota de Mienmano: en esta entrada he copiado y pulido algunos aspectos especialmente defectuosos (el tipo de letra, por ejemplo, que lo hacía casi ilegible) de un interesante análisis alojado originalmente en este sitio web.

Aunque es inevitablemente elíptico en lo referente a los aspectos más sórdidos del Régimen Castrista, recomiendo su lectura:

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Literatura y lingüística
ISSN 0716-5811 versión impresa



Lit. lingüíst. n.10 Santiago 1997


Como citar este artículo

FRESA Y CHOCOLATE: EL LENGUAJE

CARLOS PAZ nació en Ciego de Avila, Cuba. Cursó estudios correspondientes a la Licenciatura de Lengua y Literatura Inglesas, con especialidad en Lingüística en la Universidad de La Habana. A partir de 1974 comenzó a incursionar en el campo de la sociolingüística con el estudio del léxico marginal cubano y su extrapolación al habla vulgar y popular. Investigador del Instituto de Literatura y Lingüística dirige sus inquietudes profesionales hacia el tema Juventud y sociedad: análisis lingüístico. Se ha dedicado, además, a los estudios de la morfología derivativa del español de Cuba.

Autor de los libros De lo popular y lo vulgar en el habla cubana (La Habana, Edit. de Ciencias Sociales, 1988). Diccionario cubano de términos populares y vulgares (La Habana, Edit. de Ciencias Sociales, 1994 ; 1996), Sexo y jerga en las prisiones (en prensa) y Homosexualidad y jerga en Cuba (en prensa). Carlos Paz es miembro de La Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y de la Asociación de Lingüistas de Cuba. Actualmente prepara el libro En Cuba la delincuencia habla así, una visión sincrónica y diacrónica de la jerga delincuencial.

Se analiza el léxico y fraseología utilizados por los personajes principales del filme: Diego, homosexual y cristiano entregado a la cultura; David, militante de la Juventud Comunista; Miguel, revolucionario extremista y homofóbico; y Nancy, mujer libertina que centra su supervivencia en el mercado negro.

El autor se detiene en el estudio de algunos parlamentos puestos por el guionista en boca de estos personajes para lograr una acertada caracterización e intenta darle interpretación lógica y coherente a las connotaciones presentes en dichos parlamentos.

Aunque ya la primera lectura de El lobo, el bosque y el hombre nuevo del escritor cubano Senel Paz me lo había sugerido, la observación y reflexión cuidadosa de Fresa y Chocolate, largometraje realizado por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío me lo vino a reafirmar: el nombre de David y su reacción ante su rival me hacían recordar aquel pasaje bíblico tan conocido del libro de Samuel en que el gigante de tres metros de estatura, Goliat, con un casco de bronce, y sobre su cuerpo una coraza, también de bronce, que pesaba cincuenta y cinco kilos con placas que le protegían las piernas, una jabalina de bronce y un asta cuya punta de hierro pesaba más de seis kilos, arrogantemente desafiaba a sus contrincantes para que eligieran a uno y bajara a luchar con él: Si es capaz de pelear conmigo y vencerme, nosotros seremos esclavos de ustedes; pero si yo lo venzo, ustedes serán nuestros esclavos. °Denme un hombre para que luche conmigo! Ese hombre era un chico llamado David, de piel sonrosada, agradable y bien parecido que se encargaría de dar muerte al gigante con sólo una honda y una piedra.

En Fresa y Chocolate la lucha entre el imberbe David, joven comunista, parco, tímido y asediado por todos los prejuicios y el antitético Diego, homosexual, fabulador y solitario parece sugerir —de alguna forma— el pasaje bíblico, aunque en este caso el chico, cual gigante prepotente, arremete con agresividad contra su marginado adversario.

Diego: Yo a ti te conozco. Te he visto muchísimas veces saliendo de la Universidad.

David: No soy yo.

Diego: Sí, niño, ¿cómo no vas a ser tú ?

David (molesto): No soy yo.

Los homosexuales, como grupo minoritario frente a los heterosexuales, y por tanto, en considerable desventaja, buscan incesantemente las vías para vencer los obstáculos que con tanta frecuencia se les presentan, así como sobrevivir a la discriminación, el desprecio, la burla, el lenguaje insultante, la humillación y la desconfianza que hacia ellos descarga la sociedad homofóbica, puesto que un grupo minoritario, desde un punto de vista sociológico, posee como característica la posición de inferioridad y de desigualdad dentro de la sociedad.

Es por esto que pienso en el pasaje del gigante cuando veo la actitud que en un principio asume David ante la presencia de Diego, y por supuesto el lenguaje agresivo acompañado de gestos que indican repulsión hacia su interlocutor, y que él mismo llega a reconocer cuando comienza a cobrar conciencia de su injusta actuación: Coño, øme estaré volviendo un hijoeputa? Creo que aquí está el momento climático de David, ha empezado a evolucionar, comienza su verdadera metamorfosis, puesto que empieza a darse cuenta de que la verdadera Revolución debe permitirle un espacio digno a una persona como Diego; aunque ya anteriormente, cuando ante una vidriera donde se exhibía un maniquí vestido de novia y recordaba su frustrado matrimonio con Vivian, acusándose frente al reflejo de su propio rostro, se decía:

David: David Alvarez, carajo, el superagente secreto, ¿no será que la estás cogiendo con el maricón para olvidar tu propio problema?

Muchos otros parlamentos dan crédito a la agresividad que ya he mencionado. Ante la mirada furtiva de David hacia los libros que Diego ha depositado sobre una mesa de la heladería Coppelia, entre los cuales resalta Conversación en la catedral del escritor peruano Mario Vargas Llosa, enemigo de la Revolución Cubana, Diego pregunta:

Diego: ¿Te interesa Vargas Llosa? Este está dedicado, pero en casa tengo otro ejemplar.
Además tengo a Severo Sarduy y a Goytisolo "completos". ¿Vamos a buscarlos?

David: Yo no voy a casa de... gente que no conozco".

La oración truncada Yo no voy a casa de... es portadora de un agravio impronunciado, de un pensamiento homofóbico que el hablante reprime omitiendo la palabra injuriosa que estuvo a punto de pronunciar, pero que no es difícil de percibir. Hay en esta oración truncada una conducta agresiva hacia el interlocutor. "El lenguaje, en tanto semiótica social, casi siempre muestra las fisuras de su propia construcción ideológica, aunque no se lo proponga. De ahí que tengamos en nuestros días todo un aparato discursivo que va constantemente al acecho de los fonemas que enunciamos en nuestra conversación diaria. La agenda de lo políticamente correcto constituye un intento de revisionismo lingüístico, ya que no hay instrumento más fehaciente de los prejuicios que albergamos que el propio lenguaje que utilizamos para comunicarnos. En otras palabras, cuando abrimos la boca metemos la pata y no son pocas las veces que tenemos que disculparnos —si es que tenemos conciencia—, ante lo que decimos" (Figueroa, Alvin, 1995).

Por otro lado, la ofensiva de David no sólo se muestra en sus parlamentos, sino también en manifestaciones paralingüísticas como expresión de algo que "se dice sin decirlo", como se aprecia en el traslado del carné rojo de la Unión de Jóvenes Comunistas de un bolsillo al otro, como respuesta a una pregunta, y con las pretensiones de evidenciar su pertenencia a una organización política que lo obliga a cumplir con cánones absolutamente inviolables:

Diego: Aprovecha, niño, ¿dónde vas a encontrar esos libros?

David (no contesta, se pasa el carné rojo de Joven Comunista de un bolsillo de la camisa para el otro).

Diego (capta el mensaje): ¡Capté! Sólo puedes leer los libros que te autoriza la Juventud. Los forras, viejo. Ten imaginación.

David: No tengo que forrar nada. Yo leo lo que me da la gana. Y no tengo ganas de hablar. ¿Está bien?

Esta exhortación a forrar los libros es a la vez una alusión a la recurrente doble moral, ingrediente también presente en la película. Pero no pretendo filosofar en este trabajo, ni siquiera hacer un análisis literario de este filme, pues sería difícil superar los ya hechos por especialistas reconocidos. Me detendré especialmente en las palabras y frases de nuestra habla popular y vulgar cubanas, puestas por el guionista en boca de los personajes de la película, y que de alguna manera contribuyen a la caracterización certera de los personajes.

Insistiré aún más en el lenguaje relacionado con la sexualidad, ya que pienso que esta parcela del léxico ocupa un lugar preponderante en el filme, y porque no es nada frecuente —al menos en Cuba— encontrar trabajos de investigación lingüística referidos a los llamados temas tabúes (escatológicos y sexuales), y es verdaderamente lamentable. Considero que en el temperamento latinoamericano y específicamente cubano —que, por supuesto, es el que más conozco— la sexualidad ocupa un primerísimo lugar, por lo que la creatividad de términos y frases para nombrar las realidades de esta esfera, es en extremo fecunda y dinámica. Cuando a los cubanos se nos pregunta por nuestro comportamiento sexual, tendemos a decir que no sólo somos buenos, sino inmejorables a nivel mundial. Encuestas recientes realizadas por psicólogos sociales cubanos sobre cómo valoramos nuestra propia sexualidad, revelaron que la mitad de los entrevistados colocaron a la Isla en el primer lugar de la fogosidad a nivel planetario, sólo un 0,4 % mostró un poco de reservas a la hora de calificarnos como los mejores. (Perera, 1996: 24) "El mito de que en el universo de la cubanía todos los caminos conducen a la sexualidad parece remontarse a nuestros propios orígenes, como quizás supo verlo a principios de este siglo Don Fernando Ortíz, quien al estudiar los productos más importantes de la historia de Cuba", aducía indirectamente a una característica nuestra, cuando habló jocosamente de "un romance entre el varonil tabaco y la blanconaza azúcar." (Perera, 1996: 24).

Desde hace muchos años preocupa a un buen número de lexicólogos la omisión que hace la Real Academia Española (RAE) de ciertas voces que considera obscenas. "Otro problema es la omisión o inclusión de voces tabuizantes (que designan generalmente órganos y funciones sexuales o del metabolismo). Hasta hace no muchos años, los diccionarios españoles no registraban en absoluto palabras consideradas como groseras ("tacos, palabrotas") como culo, pija, puñeta, carajo, cojón, coño, teta, joder, mierda, tortillera, etcétera, con lo cual no sólo se suprimían vocablos de uso muy frecuente en la boca de hispanohablantes, sino que además, no se podían tener en cuenta muchas locuciones, modismos, etcétera, formados con ellos..." (Haensch, 1982: 411-412).

Según Cela, suponer que no hay más voces válidas que las del diccionario, es despropósito paralelo al de creer que no hay más hijos con el corazón latiendo que los legítimos. La lexicografía —o arte de componer diccionarios— es la demografía —o arte de componer censos— de las palabras, y nada ha de importarle, a sus efectos, la conducta de las mismas palabras que registra (Cela, 1969: 22-23).

David es, sin dudas, el personaje que más evoluciona en la obra, sin embargo, desde el punto de vista lingüístico resalta Diego como portador de determinados rasgos fonéticos, entonativos y léxicos que evidencian la diversidad en relación con los demás personajes no homosexuales. Se trata de palabras y giros que en la comunicación homosexual tienen un significado, pero que los heterosexuales los perciben con otro. Aparecen también expresiones que, siendo parte de la lengua estándar, tienen una bajísima frecuencia de uso entre heterosexuales y están siempre, o casi siempre, presentes en el discurso de homosexuales. También hay curvas melódicas en la entonación y rasgos fonéticos muy típicos y diferenciadores, que se aprecian sobre todo en una peculiar manera de "afectar" la articulación sibilante de la /s/, rasgo que contrasta con la frecuente elisión o asimilación de la /s/ en el habla cubana.

Pero en el lenguaje de los personajes de Fresa y Chocolate se encuentra algo que va más allá de los fenómenos lingüísticos descritos en el párrafo anterior. Me refiero al doble sentido y la ambigüedad, recursos muy recurridos por el hablante para expresar indirectamente lo que piensa, y "al que le sirva el sayo, que se lo ponga", como dice el dicho. Esta ambigüedad para impactar al interlocutor "diciéndole sin decirle", sumada a una evidente crítica social se siente en una de las primeras escenas en la heladería Coppelia:

Diego: Con permisso.
No pude resistir la tentación... ¡Me encanta la fresa! Umm..., es lo único bueno que hacen en este país. Ahorita lo exportan, y para nosotros, agua con azúcar. ¡Uuy... (toma la fresa con la cuchara), hoy es mi día de suerte: encuentro maravillas!

El énfasis que pone Diego en este parlamento es indicativo de que se apoya en la fresa que encuentra en su helado para, con una oración ambigua, dar rienda suelta a su pensamiento: David es la maravilla encontrada.

Otras veces, el discurso ambiguo, y por supuesto de comprometimiento político lo conduce a hacer inmediatamente la salvedad, con el fin de evitar otras interpretaciones por parte de los "malpensados":

Diego (Escuchando la voz de María Callas): ¡Dios mío, qué voz! øPor qué esta isla no da una voz así?, ¡CON LA FALTA QUE NOS HACE OTRA VOZ! Sí, porque ¿hasta cuándo María Remolá?1

Tampoco las formas de tratamiento son absolutas en lo referente a su dirección. Es posible que en algún que otro momento, el homosexual, al dirigirse a otro homosexual, utilice una de las formas peyorativas que usa el heterosexual; todo depende del tono imperante en el acto lingüístico-comunicativo.

Por otra parte, los homosexuales que, en ocasiones, emiten opiniones muy negativas sobre sus iguales, recurren a formas léxicas en género femenino para hacerlas más peyorativas:

Diego: ¿Sabes cómo me llaman mis enemigos?: la loca roja.

Otras veces se utilizan familiarmente adjetivos en género femenino:

Diego y Germán (pasa un adolescente agraciado físicamente. Germán suspira y se detiene a mirar, Diego lo hala por un brazo).

Germán: ¡Ay, tú siempre controlándome!

Diego: No seas tan frívola.

También los heterosexuales, en son de burla o de manera agraviante suelen recurrir a formas de tratamiento femeninas:

Miguel, intolerante y homofóbico, visita a Diego para que firme constancia de su relación con David y así expulsar a éste de la universidad por relacionarse con un homosexual.

Diego: "Para que te enteres, David es cuarenta veces más hombre que tú".

Miguel: Pero mírala, como defiende a su maridito".

Diego (agrediendo físicamente a Miguel): Maricón de mierda, me estás cansando.

Miguel: ¡Echa pa' allá , muchacha, eh?

Es muy frecuente el tratamiento de niño, papito, mi amor, mi vida, macho, etc. por parte de los homosexuales para tratar al semejante masculino:

David: Oye

Diego: ¿Qué pasa ahora?

David: Te advierto una cosa: no te vayas a equivocar conmigo.

Diego: ¿Qué equivocación es esa, niño?

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Diego: Vamos, papito. No te puedes ir sin tus fotos.

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Diego: Pero, mi amor, espérate, Pero tú no me has entendido a mí nada.

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Diego: Ya lo verás, pequeña fiera, digo, David.

Niño, papito, mi amor, son formas que, por lo regular, utiliza el hablante cuando está seguro de que no hará reaccionar violentamente al interlocutor:

David: Yo preferiría que tú me llamaras David. No mi amor, ni mi niño, ni papito, Da-vid.

Obsérvese la diferencia cuando David, al dirigirse a Diego, utiliza la forma de tratamiento compadre:

David: Bueno, está bien, se puede tomar, pero por favor, compadre, búscame las fotos.

Aunque existen infinidad de palabras y frases para nombrar al homosexual masculino: cherna, ganso, compota, gay, loca, pájaro, pato, yegua, pargo, etc., resulta maricón la de mayor frecuencia de uso en la población cubana. En el filme que nos ocupa se registra más de veinte veces, como denominación y autodenominación:

a) Denominación:

David a Miguel: Lo que me acaba de pasar. Estaba en Copelia tomándome un helado y viene un tipo y se me sienta en la mesa. Un tipo raro.

Miguel: øUn tipo raro?

David: Un maricón, chico.

Miguel: ¿Y cómo tú sabias que era maricón?

David: Uno se da cuenta enseguida. Mira, había chocolate y pidió fresa.

Es bastante frecuente que los individuos heterosexuales vean a los homosexuales como extravagantes, "distintos" en todos los sentidos. Para David, el rasgo distintivo más elocuente de la homosexualidad de Diego es el haber pedido fresa habiendo chocolate. Es cierto que los cubanos somos "chocolateros" por naturaleza, al igual que somos carnívoros en grado sumo, quien no actúe en concordancia con estas preferencias es considerado "diferente" y excéntrico. Muchos homosexuales no son, en la totalidad de sus vidas, personas excéntricas, y muchos heterosexuales son extremadamente estrafalarios. Otro ejemplo de denominación utilizando despectivamente el vocablo maricón es el siguiente:

Miguel: Tienes que averiguar más: lo de la embajada, lo de la exposición, tienes que inventar algún pretexto y volver a su casa.

David: øA su casa? Si ese tipo no es más que un maricón.

Miguel: Por eso mismo. Esto es muy importante, David. Oye, esto es una misión. øTú crees que se puede confiar en un tipo que no defiende a su propio sexo?

El matiz peyorativo es fuerte en: Si ese tipo no es más que un maricón. Ya en este momento de la trama, la agresividad de David comienza a debilitarse, le resta importancia al asunto, puesto que subvalora totalmente a Diego, no significa nada para él, le es totalmente indiferente. Mientras la enfermiza homofobia de Miguel lo lleva a sobrevalorarlo negativamente, lo cual hace pensar en un sentimiento de represión homosexual en este personaje, si tenemos en cuenta lo planteado por la Psicología, que en términos muy populares se traduciría en: verde verde, da maduro:

Miguel: Así que tú no querías más cuentos con el maricón ese, øeh?

David: Oye, el maricón se llama Diego.

Miguel: Diego, ya no es el maricón. Ahora es Diego.

Ya en estos momentos, la resistencia de David a llamar maricón a Diego es una prueba fehaciente de que atribuye a dicha palabra una valoración negativa, lo cual revela la evolución experimentada por el personaje: está surgiendo el hombre nuevo. Recordemos a aquel David casi cavernario de comienzos del filme en cuyos pensamientos fluían ideas como éstas:

David (pensando): Miguel tiene razón. øPero qué se habrán creído todos los maricones estos? Eso de la embajada es gravísimo. Ah, pero este conmigo se jodió, le vamos a partir las patas.

b) Autodenominación :

Gran parte del resentimiento contra las palabras individuales se debe a las circunstancias en que son pronunciadas. En boca de un amigo o de un simpatizante, y sobre todo de un miembro del círculo, pierden mucho del matiz hostil que les da el público en general.

Ese que pasó y te saludó, øes maricón?

Esta pregunta lleva en sí todas las implicaciones semánticas de una frase análoga en que se usase un epíteto racial. Pero el homosexual puede emplear la palabra maricón, y otras muchas, con satisfacción, porque en su boca no tienen un sentido reprobatorio. No hay en ellas un aire de superioridad, ni de desprecio o burla. La palabra no es más que la comunicación de un pensamiento:

Diego (dirigiéndose a David): Lo mejor es no asombrarse de nada y probar todas las copas. Te voy a contar cómo me hice maricón.

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David: øPor qué tú eres...

Diego: øMaricón? Mi familia lo sabe.

--------------

Diego: Yo tengo un amigo que de niño tenía un talento extraordinario para el piano, pero el padre se opuso por aquello de que el arte es cosa de afeminado. Hoy mi amigo tiene 60 años, es maricón y no sabe tocar el piano.

Durante años se sintió la necesidad de una palabra corriente, habitual, que correspondiera a la realidad y expresara el concepto de homosexualidad sin glorificarlo ni condenarlo, y que no suscitara el odio del afeminado estereotípico. Esa palabra existe hace mucho tiempo, pero en Cuba, sólo a comienzos de esta década (1990 a la fecha) ha penetrado y ganado mucha popularidad. Se trata de la palabra gay. Por supuesto, resultaría anacrónico que apareciera en la película, ya que la acción se desarrolla en los últimos años de la década del setenta.

Se afirma que esta palabra procede del francés (Webster, 1951 :155) y que en Francia ya en el siglo XVI se llamaba gaie al homosexual, usando, muy significativamente, la forma femenina para designar al hombre. La palabra pasó a Inglaterra y a Norteamérica y, poco después de la primera guerra mundial, fue usada en la literatura más pornográfica. Los psicoanalistas han afirmado que sus pacientes homosexuales, por los años de mil novecientos veinte y tantos, se llamaban a sí mismos gay, y lo cierto es que por los años treinta era la palabra de uso más común entre los mismos homosexuales. Antecedente de gay es, en Cuba, entendido, que aún se escucha con bastante regularidad sólo entre homosexuales o personas muy vinculadas e identificadas con ellos.

"En este sentido habría que añadir que en la clasificación de Diego, aunque todos los términos que utiliza en su tipología provienen de la cultura popular cubana, es paradójico que no se mencione el término entendido, que es acaso la única palabra que no es despectiva para referirse al homosexual dentro de esta cultura" (Béjel, 1994:12).

La ventaja de entendido(a) radica en la posibilidad que tiene esta palabra de denominar a los homosexuales de ambos sexos, mientras que gay (universalmente) solamente se aplica al homosexual masculino. Nunca se escucharán palabras como cherna, ganso, pargo, pato, patin o yegua en boca de los propios homosexuales para autodenominarse; sin embargo, es común el uso de pájaro, pajarito o maricón para referirse un homosexual a otro. Invertido, pajarito, pájaro, maricón y cherna aparecen en el nivel semántico-lexical como sinónimos, y aunque su contenido denotativo en el español de Cuba es más o menos igual, resalta bruscamente la diferencia que se percibe entre sus contenidos connotativos. La diferencia entre los contenidos connotativos de uno u otro signo lingüístico nos permite advertir el grado de aceptación del hablante hacia el homosexual masculino.

El empleo de cualquiera de las variantes utilizadas para referirse a esta noción es un indicador del nivel de homofobia de dicho hablante. Lógicamente quien se expresa diciendo: Esto me lo entregó el cherna que vive allí al lado, no debe ser muy tolerante con los homosexuales masculinos.

Existen además ciertas denominaciones que reflejan -en su mayoría- el grado de simpatía o antipatía de los homosexuales hacia los heterosexuales, en dependencia del nivel de tolerancia que estos manifiesten hacia la actividad homosexual, etc.

Se utilizan como valoraciones positivas algunas voces adjetivas y sus formas sustantivadas como civilizado(a) y puta, la primera para referirse a la persona que ve con naturalidad, y hasta con cierta indiferencia, las relaciones homosexuales. Son personas que han gravitado hacia un grupo del cual casi llegan a formar parte, atraídas por la curiosidad, con una amistad personal muy profunda por todo vínculo, y que se consideran a sí mismas como protectores espontáneos. Puta, por su parte, se emplea para nombrar a la mujer, y alterna entre las valoraciones positivas y las negativas:

Diego (dirigiéndose a Nancy): Puta de mierda, no te metas en mi camino.

Hay una valoración negativa de la palabra puta en este parlamento en que Diego algo violento advierte a Nancy, y le indica con esto que tiene celos por la manera como mira a David. A pesar de que, en boca de homosexuales, hay ocasiones en que esta palabra adquiere un matiz marcadamente afectivo, como cuando se habla de una puta divina o un putón, los ejemplos que vemos en Fresa y Chocolate sugieren una valoración que no llega a lo positivo:

Diego: °Ay Dios mío, pero qué grande es esta Revolución! Ahora hasta las putas son críticas de arte.

Nancy: No me digas puta, porque me tiro por el balcón. Yo no soy ninguna puta.

Diego toca así, probablemente sin ánimo de ofender, "el punto álgido de la personalidad de Nancy. Ella vive obsesionada por el bajo concepto de sí misma que le produce su promiscuidad (se trata de un círculo vicioso, pues es precisamente su bajo autoconcepto lo que parece conducirla a su putería). La película, sin embargo, reclama para ella un espacio y una integración, puesto que como ella misma dice: hay algo en mí muy limpio que nadie me puede quitar (Béjel, 1994 :16-17). En el ámbito homosexual es también frecuente el uso de la palabra compromiso. Tanto compromiso como amigo(a) adquieren otra connotación dentro de estos grupos, puesto que se refieren a la pareja homosexual:

Diego: Hablemos de cosas serias: øConoces a Oscar Wilde, a Gide, a Lorca?; pues todos tenían algo en común conmigo... Pero, además, no sólo ellos. La lista es extensa, querido, ahí aparecen hasta los guerreros más valientes y famosos de la historia: Alejandro Magno, Hércules, Aquiles era el compromiso de Patroclo. Y dicen las malas lenguas que hasta Hemingway, sí, ese que andaba con escopetas y cazaba leones...

No pueden obviarse tampoco las frases estereotipadas y dogmáticas que aparecen en el discurso de los personajes de Fresa y Chocolate. Miguel, por ejemplo, apela a la coacción a base de consignas, clichés y amenazas que actualmente suenan a gastados. Para mantener a David dentro de una postura ideológicamente inquebrantable trata de apoyarse en dos cosas fundamentales: que los homosexuales no son confiables y no pueden ser revolucionarios porque la Revolución no entra por el culo, y que si no se aprieta la mano, el enemigo se aprovechará de la situación a favor de sus propios intereses. Es natural que en el argot oficial cubano, muchas veces cargado de palabras y frases provenientes de lo que pudiéramos llamar un lenguaje belicoso, se utilice la construcción el enemigo para referirse a Estados Unidos:

El enemigo está a noventa millas (Miguel); øMe aceptas un brindis con la bebida del enemigo? (Diego).

David repite constantemente consignas y frases estereotipadas y dogmáticas como si estuviera programado:

Yo soy materialista-dialéctico; los negros son seres humanos como cualquiera; todos venimos de Africa; "en este país ya el racismo desapareció"; "yo estoy firme en mis principios"; "era mi deber, donar la sangre, es una compañera, y la de Vigilancia"; etc.

El filme no escatima la utilización de verbos que responden a realidades actuales de nuestro país. Por ejemplo el verbo llegar que el diccionario académico recoge como "venir, arribar de un sitio o paraje a otro". Sin embargo, la escasez de productos en Cuba ha dado lugar a que los mismos no se mantengan de forma estable en el mercado, sino que lleguen y se agoten, entonces hay que esperar a que lleguen de nuevo. Combinando lo clásico con lo popular y lo serio con lo humorístico, Diego asume pose de cantante de ópera y entona la siguiente melodía: Vecina, llegóoo la cebollaaaa, y hace mutis teatral hacia la cocina. Acto seguido, Nancy, que parece escucharlo siempre todo, se asoma a la puerta de Diego y pregunta: øLlegaron las cebollas?

Por último, quiero referirme a la guarida, término con que designa Diego a su casa: Bienvenido a la guarida. Este es un lugar donde no se recibe a todo el mundo.

El Diccionario de la Real Academia Española define el término guarida como sinónimo de refugio; amparo o refugio para librarse de un daño o peligro. Este término se utiliza desde el siglo pasado relacionado con la homosexualidad cubana, como apunta Béjel en su artículo "Fresa y Chocolate o la salida de la guarida" (1994). En la obra del doctor Benjamín Céspedes, La prostitución en la Habana (1988), aparece al final un capítulo titulado "La prostitución masculina", que en uno de sus párrafos dice lo siguiente:

"Abundan tres clases de pederastas: el negro, el mulato y el blanco, viviendo indistintamente juntos en casas y accesorias, repartidos en todos los barrios de la Habana, donde pernoctan y dan cita a sus clientes. En muchas de estas guaridas (el subrayado es mío) cohabitan prostitutas, pero no es lo más común. Por la noche se estacionan en los puntos más retirados del Parque y sus alrededores más solitarios, bordeando las ruinas de Zulueta y Payret, calle del Prado y Pila de la India".

La escena que cierra el filme es, sin duda, harto elocuente. El abrazo que une la amistad que ha nacido y crecido entre David y Diego a lo largo de los 110 minutos de duración del filme, es también parte del lenguaje utilizado en este largometraje, como ya se expresó cuando me referí al traslado del carné rojo de un bolsillo para el otro por parte de David.

Con este emotivo y elocuente abrazo queda demostrado que el gigante a que nos referíamos al principio no es invencible ni irracional, y que no hay razón para tenerle miedo al lobo, puesto que no siempre es tan fiero como lo pintan.

BIBLIOGRAFIA

Béjel, 1994 Béjel, Emilio: "Fresa y Chocolate o la salida de la guarida". En: Casa de las Américas. (1994).

Cela, 1968 Cela, Camilo José: Diccionario Secreto, I. Madrid, Ediciones Alfaguara, S.A. 1968.

Céspedes, 1988 Céspedes, Benjamín: "La prostitución masculina". En: La prostitución en la Habana, Capítulo VIII. La Habana, Establecimiento Tipográfico O'Reilly, Nº 9. 1988; pp. 190-195.

Figueroa, 1995 Figueroa, Alvin Joaquín: "De códigos e identidades". En: Diálogo; Agosto 1995 (es fotocopia, sin más detalles).

García 1992 García Abreu, Eberto: "La palabra al centro". En: Tablas; La Habana, Nº 2 (1992) : 44-47.

González 1994 González, Waldo: "øQuién le tiene miedo al lobo?" En: Tablas; La Habana, Nº 1-2 (1992) : 98-102.

Haensch 1982 Haensch, Günther: "La lexicografía hispanoamericana entre la teoría y la práctica". En: Actas del I Congreso Internacional sobre el Español de América ed. por Humberto López Morales y María Vaquero. San Juan, Puerto Rico. Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, 1982: 155-157.

López, 1992 López Sacha, Francisco (1992): "El actor, el teatro y el cuento de Senel". En: La Gaceta de Cuba. UNEAC, La Habana; enero-febrero; 1992: 6.

Monroy Monroy, Catherine: "La doble moral cubana"; En: Hermes; México (sin más datos, es fotocopia).

Murray, 1987 Murray, Stephen O. y Wayne Dynes: "Hispanic Homosexuals: Spanish Lexicon". En: Male homosexuality in Central and South America; San Francisco; USA; 1987 : 170-182 (es fotocopia).

Paz, 1995 Paz Pérez, Carlos: Homosexualidad y jerga en Cuba (inédito) 1995.

Paz, 1996 Paz Pérez, Carlos: La sexualidad en el habla cubana (inédito). 1996.

Perera, 1996 Perera Rubio, Alina: "øTodos los caminos conducen al sexo?" En: Cuba Internacional, La Habana, Mayo-Junio, 1996 : 24-26.

Plasencia, 1994 Plasencia, Azucena: "Fresa y Chocolate: Erotismo y cambio"; En: Bohemia; La Habana, Nº 3; 4 de febrero;1994 : 58-59.

Pollo, 1990 Pollo, Roxana: "El lobo, el bosque y Senel Paz"; En: Granma; La Habana. Nov. 24; 1990 : 3.

Pollo, 1995 Pollo, Roxana : "Senel y los personajes que viven"; En: Granma; La Habana. Dic. 27; 1995 : 6.

Webster, 1951 Webster Cory, Donald: El homosexual en Norteamérica. México, Compañía General de Ediciones, S.A. 1995.

NOTA

1 Cantante lírica cubana que alcanzó gran popularidad.



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viernes, abril 27, 2007

La Razón: ¿Quién necesita un tranvía?





¿Quién necesita un tranvía?

¿No querías talante? Pues dos tazas. Mariano Rajoy es el prototipo del político que nunca le quitará la voz a su adversario. Que sólo insultará en legítima defensa. Que no recurrirá al juego sucio ni a la tampa abyecta. Bien se pudo advertir en su intervención televisiva de esta semana, que ha situado al presidente del Gobierno en una posición algo incómoda: del brazo con Ségolène y entonando cánticos nostálgicos contra los Estados Unidos.


José Alejandro VARA

avara@larazon.es

En Sevilla van a poner un tranvía. Como en Bilbao. Media ciudad está erizada de obras y de ira. Un caos de circulación y de convivencia. Los taxistas exhiben carteles contra el alcalde y los sevillanos, de todos colores y cofradías, fatigan sus tertulias con el monotema. Chapucillas improvisadas de última hora camuflaron el disparate durante la Semana Santa. Sin embargo, la obra interminable alterará, inevitablemente, el gran festejo anual de la Feria de Abril que mañana arranca. «¿Qué necesidad había de un tranvía?», se preguntaban en la noche del viernes los cientos de congregados en la presentación en sociedad de LA RAZÓN de Sevilla en los salones del señorial Alfonso XIII.

El alcalde Monteseirín, amable y complaciente, sonreía ante los invitados con franciscana paciencia. Pero no hay respuesta. Sevilla, convaleciente aún de la profunda crisis en que quedó sumida tras la Ezxpo de los milagros delirantes, está necesitada de miles de infraestructuras urgentes antes que de un tranvía. La ciudad del Guadalquivir sestea en un sopor melancólico y perezoso, mientras el resto de la ciudades andaluzas, como Cádiz, Málaga o Huelva, todas ellas con alcaldes del PP, muestran una vitalidad y un pulso envidiables. Sevilla está anclada en el 92. Y a su alcalde, lo único que se la ha ocurrido para despertarla es subirse al tranvía. En política, sólo vale lo que funciona. Lo que es útil. El tranvía de Monteseirín, que ha destrozado con sus contundentes catenarias el hermoso perfil de la calle de San Fernando (entre otros daños colaterales) no va a ser útil. Nadie lo necesitaba, nadie lo reclamaba. Pero algunos políticos fían a estos golpes de efecto el brillo de su gestión. Una cortina de humo para camuflar todas sus penurias.

Rodríguez Zapatero también tiene su tranvía. O sus tranvías. Esta semana ha desenterrado la Ley de la Memoria Histórica, que la vicepresidenta del Gobierno había reconducido a sus justos términos. Un tranvía que nadie reclamaba y que carece de mayor utilidad que dar satisfacción a sus socios de IU para que engorden sus arcas mediante compensaciones sin pruebas documentales por sus bienes incautados. Y, sobre todo, ha vuelto a poner en circulación el lacerante agravio de dividir a las víctimas entre buenas y malas según el color de la cuneta en la que tuvieron la desgracia de caer durante la guerra civil. Un tranvía inútil, cargado, además, de viejos rencores ya superados. Un tranvía torpemente repescado del hangar de la historia para movilizar a una parte del electorado más indolente o decepcionado.

El tranvía de Rodríguez Zapatero no es una anécdota. Es un obús contra la convivencia democrática arduamente tejida mediante los consensos de la transición. Contra todo lo que defiende el sincero y razonable discurso con el que se presentó Mariano Rajoy ante sus ofuscados y avinagrados interpelantes en TVE esta semana.

Seis millones de españoles asistieron a un loable ejercicio de sensatez y sentido común. Y comprobaron que, pese al empeño de la propaganda de Ferraz y Moncloa por encolomar al PP el estigma de la «derecha extrema», resultó que su líder es un político tranquilo y mesurado. «Una persona normal», como se autodefinió en varias ocasiones. Una frase que ha desestabilizado a los estrategas del PSOE, empeñados desde hace semanas en agitar el espantajo pútrido de la guerra de Irak.

Mariano Rajoy nunca se ha apartado, ni en sus mensajes ni en sus hechos, del diálogo y del consenso. Aunque le quieran empujar a un lado y a otro esos inductores ideológicos que pululan tanto en sus filas como en determinadas tribunas. Rajoy ha tendido su mano al presidente del Gobierno tantas veces como ha sido necesario. No se ha manejado con más norma que una prudente sensatez y un nada disimulado espanto a la confrontación gratuita o al radicalismo de aparador. «¿Por qué tenemos que esperar hasta junio para restablecer los puentes de la convivencia?», respondió a la taimada oferta del dialogante Zapatero. Y así, uno tras otro, el líder de la oposición desarboló en tan sólo dos horas todos los tranvías inútiles en los que el actual Gobierno basa su gestión.

El sueldo de Rajoy

El Gobierno pretende que Rajoy pague el café de Zapatero. Y por eso está empeñado en saber a cuánto asciende su nómina. Un dislate. Mariano Rajoy, como todos los españoles, tiene retratados públicamente sus ingresos en la declaración de la renta. De modo que el Gobierno lo tiene bien fácil. Nada hay oculto ni opaco. Por eso, el empeño del Gobierno en juguetear con la imagen de que el líder de la oposición no tiene sus bolsillos transparentes resulta de una indigna zafiedad. El PSOE tiene un pasado bien reciente de corrupción y trampas. Por eso perdió el poder. Más que por el pestífero GAL. Memoria histórica. Buscarle las cosquillas a Rajoy con estos asuntos demuestra que Rajoy les hizo en televisión mucho más daño del que se imagina.

miércoles, febrero 14, 2007

prueba

probando

La Razón: Aquí está la izquierda extrema




Aquí está la izquierda extrema

Rodríguez Bermejo era ya un fiscal periclitado. De mediocre formación jurídica, desarrolló su carrera a lomos del PSOE. Ni siquiera sus compañeros del ministerio fiscal (de todos los colores) le han apoyado nunca. De autocomplaciente sectarismo, anclado en la revancha y fustigador obsesivo de todo lo que representa el PP, ha aparecido al frente del departamento de Justicia en el momento más bajo del Gobierno. «Viene para movilizar», dicen en el PSOE.


José Alejandro VARA
avara@larazon.es

«Ya luchamos en su día contra los papás de algunos que nos gobiernan. No tenemos ningún temor a los hijos. Esta gente nos encontrará enfrente». El desafinado orfeón de la Justicia es lo que menos necesitaba. Un fiscal con el retrovisor encendido de rencor. Con la memoria en las cunetas y los paseíllos. Con los códigos envueltos en revanchismo. Con la ideología por encima de la ley. El presidente del Gobierno está urgido de movilizar a sus peones, de animar a su parroquia. De resucitar. Su imagen en los sondeos se derrite como los relojes de Dalí. Perdió en la T-4 gran parte de su carisma y de su credibilidad. «Dentro de un año estaremos mejor». Pero no contra ETA, sino contra el PP. La tarde en la que desmintió con estruendo su reunión con un miembro de su partido para otear el horizonte vasco (¿tanto estropicio puede producir el que trascienda una charla con determinado compañero de militancia?), también se anunció el nombramiento de un jurista de verbo asilvestrado y de pasado enrojecido, para dirigir la gran maquinaria de la Justicia. El Estatuto catalán se encuentra al borde del precipicio y con los pies colgando. El «proceso de paz» es una boñiga inmanejable que apesta como el sobaco de una aspiradora. Los dos grandes impulsos políticos de Rodríguez Zapatero boquean atascados. El desánimo, esa tediosa enfermedad que en política sepulta líderes y muda gobiernos, empieza a cundir entre unas bases desconcertadas y atónitas. Nada es, ahora, como les dijeron que sería. «Primero la política y después la paz». «Lo que se apruebe en Cataluña se respetará en Madrid». Uno tras otro, los vacíos eslóganes de la farsa empiezan a pesar como losas. Las promesas incumplidas se acumulan bajo la gran alfombra del despacho de La Moncloa. El vino se desparrama airado por campos y bodegas, el chapapote rezuma con ecos lejanos en la frontera de un parque natural, y en Sevilla reaparece la imagen más lacerante del antiamericanismo adolescente, del pacifismo de guitarra y mochila, y perpetra un gran corte de mangas a la OTAN (de la que aún formamos parte, parece ser) ante demasiados testigos uniformados y anonadados. Es la liquidación de la confianza. La evaporación de los sueños de algodón. El gran ilusionista se ha hecho un nudo y los espectadores, hartos y avergonzados, empiezan a abandonar sus asientos. Ni proceso ni Estatut. Más de un millón de personas sepultaron en la gran marcha de Madrid los aspavientos del falso diálogo. Una decisión del Constitucional ha puesto en su sitio al catedrático que se había colado de rondón con sus informes a 6.000 euros la pieza.

Ahí es cuando aparece Fernández Bermejo, un fiscal con olor a sectarismo y con verbo de «vendetta». Profesionalmente periclitado, sin un solo apoyo de sus compañeros (ni siquiera los «progresistas») a lo largo de su macilenta carrera. Los únicos méritos de su hoja de servicio son su entrega al partido y su odio a la derecha. Bermejo es la respuesta. Es la pieza que desmadejará el embrollo que asfixia al presidente del Gobierno. Que sepultará la independencia y la profesionalidad en las instancias de la Justicia, que perseguirá y arrinconará a los jueces y fiscales que persistan en desentonar. «Soy de izquierdas y actúo desde la izquierda». Excelente lema para un defensor de la Justicia. Adiós al equilibrio . En los corrillos judiciales empieza a oler a purga. «Sectario y sicario», le dijeron, quizás con hipérbole. Al tiempo.

Rodríguez Zapatero, agotado ya en su empeño de asimilar al PP con la derecha extrema, ha tomado abiertamente el camino de la confrontación radical para embaucar de nuevo a la izquierda sociológica que le aupó a la Moncloa. Se le ha ido la mano hacia la izquierda extrema. El nombramiento de Rodríguez Bermejo es una declaración de guerra. Al respeto a las instituciones, a la integridad de la Justicia, a la convivencia entre los poderes del Estado. El presidente del Gobierno ha elegido la opción más insana para movilizar a su decepcionada militancia. La del rostro más fiero. La de desenterrar «la guerra de papá». Fernández Bermejo es la memoria histórica vestida de toga.



martes, enero 30, 2007

El Mundo.es.- Rubalcaba vuelve a intentar hoy el consenso parlamentario contra ETA

Portada de elmundo.es el 30 de enero a las diez de la mañana.

Pulse sobre la imagen para leer el contenido.



viernes, enero 19, 2007

La Razón: Un cordón sanitario contra el PP




La bitácora del director

Un cordón sanitario contra el PP

Todo estaba montado para que la manifestación de ayer resultara una muestra de rechazo contra el Partido Popular y una forma de camuflar la figura malherida del presidente del Gobierno. Aún nada sabemos ni de cómo ha sido el «proceso» ni si se mantendrá en el futuro. Zapatero sigue abrazado a un hermetismo ya inaceptable. Ha llegado la hora de la transparencia y de la verdad. El presidente del Gobierno debe ofrecer mañana un cambio radical.

José Alejandro VARA
avara@larazon.es

Catorce días después del atentado de Barajas, ayer, por fin, se nos informó de la composición del explosivo. No de la cantidad de la carga. Algo es algo. El ministerio del Interior ha tenido finalmente un gesto mínimo de transparencia. Lo que aún no se puede decir del presidente del Gobierno que, quizás sumido en el tsunami mental que le produjo el doble crimen de la T-4, no ha acertado a explicar aún a los españoles en qué consiste su plan para derrotar al terrorismo.
Paz y unidad clamaban ayer las miles de personas que se manifestaron tanto en Bilbao como en Madrid después de una semana con ribetes patológicos, en los que los bailes en los lemas de las manifestaciones dejaron traslucir, prístinamente, el objetivo claro de la convocatoria: diluir el terrible efecto causado por la explosión en la credibilidad del presidente y encerrar más al PP dentro de ese «cordón sanitario» (ese gulag) que propuso Federico Luppi en un arrebato de inaceptable verborragia.

Nada sabemos del desarrollo de lo que el presidente del Gobierno bautizó en su día como «proceso de paz». Únicamente conocemos su aspecto más terrible. El de la bomba. Es decir, el de siempre. El presidente del Gobierno ha reclamado con insistencia confianza, unidad democrática, fe, tiempo, templanza... pero no ha hecho partícipe de este esfuerzo a la oposición, pese a que Mariano Rajoy, con tenaz paciencia y con irrenunciable moderación, le ha ofrecido todo tipo de apoyos y de comprensiones. Nada puede hacerse contra el terrorismo sin contar con la participación de todas las fuerzas democráticas, como se desprende hoy claramente de la encuesta que publica LA RAZÓN. Equivocadamente, Rodríguez Zapatero estaba convencido de que esa batalla la podía librar en solitario, en secreto, en forma tan hermética como opaca. Sin implicar en ella a los diez millones de españoles que representa el Partido Popular. Tras el mazazo de Barajas, había tenido la gran oportunidad de rectificar, de reconocer que se ha equivocado, de salir a la palestra pública junto al líder de la oposición y reconocer que, bueno, se ha intentado, no ha sido posible, hasta aquí hemos llegado y, a partir de ahora, retomemos la vía del pacto antiterrorista, con o sin el polémico preámbulo, y hagamos frente de una vez por todas, unidos, al terror.

El espectáculo que ha precedido a las manifestaciones de ayer permite sospechar que no va a ser ése el camino. Incluso en el comunicado de la marcha de Madrid se hablaba subrepticiamente del diálogo y del poder de la palabra. Ya lo hemos visto. Con ETA tan sólo se puede hablar de ETA. Ni de autodeterminación ni de territorialidad. De que dejen las armas. Luego se verá la capacidad de clemencia que tiene esta sufrida sociedad.
Mañana tiene el presidente del Gobierno una nueva oportunidad para no mantener a este país tan quebrado como nunca lo ha estadodesde la transición. Mañana, el presidente del Gobierno debe confirmar que se retira el aval que recibió el Gobierno para negociar con ETA porque ya no hay «ausencia de violencia». Que rompe definitivamente con la banda, él, en persona, como presidente de todos los españoles. No nos valen las rupturas forzadamente esgrimidas por la vicepresidenta o el ministro del Interior. Finalmente, debe exponer a todos los españoles cuál es la nueva línea que, fracasado el «proceso», propone para combatir al terror. Ojalá sea así. Pero mucho nos tememos que en su corazón aún anida ese sentimiento con el que llegó a la Moncloa y que se plasma, principalmente, en tender un cordón sanitario en torno al PP mientras se negocia con quien no se debe. .

Luppi, sin disfraz


Sería injusto poner en el mismo plano al gran Federico Luppi con algunos de los actorcillos del «No a la guerra». Luppi es uno de los grandes nombres del mundo de la interpretación del mundo latinoamericano. Algunas de sus intervenciones en las películas de Aristaráin sin duda son merecedoras de óscar. Por eso resultó tan penoso verle singularmente colérico en su convocatoria a la manifestación anti-PP. Se confunden quienes piensen que Luppi es tan sólo un titiritero. Igual que se confunde él al poner en el mismo plano al Partido Popular con la dictadura de Videla. Luppi ofendió a diez millones de españoles que votan al PP y que, quizás, ven algunas de sus películas. Por eso, es una pena que el gran actor se quitara la máscara.

jueves, enero 11, 2007

El Periódico.- Chávez jura el cargo bajo el lema "patria, socialismo o muerte"

11/1/2007
Edición Impresa

VENEZUELA

Chávez jura el cargo bajo el lema "patria, socialismo o muerte"

TONI CANO
MÉXICO

"Patria, socialismo o muerte". El lema, de esencias guevaristas, resonó ayer en Venezuela en voz del presidente, Hugo Chávez, quien juró "construir la vía venezolana al socialismo" en su tercer mandato, y tuvo eco horas después en Nicaragua, donde el exguerrillero Daniel Ortega volvió al poder ante una veintena de mandatarios y cientos de invitados. Ambos líderes firmaron anoche un acuerdo por el que, a cambio de petróleo y créditos, el nicaragüense apoyará los "ideales bolivarianos" del venezolano.
Ante una Asamblea Nacional decidida a asegurarle futuras reelecciones y otorgarle más poderes, y con la banda presidencial al revés, ahora sobre el hombro izquierdo, Chávez juró consagrar su "vida entera" a la "construcción del socialismo venezolano, de un nuevo sistema político, económico y social". El ya denominado comandante, en el poder desde 1999, anunció una inminente "ley de leyes revolucionarias", dijo en su discurso que "en la próxima vida a lo mejor" será "cura" y voló a Managua para aconsejar a Daniel Ortega.

REGRESO SANDINISTA
Tras casi 17 años en la oposición, el líder sandinista retomó las riendas de Nicaragua en presencia de los presidentes latinoamericanos más disímiles y del Príncipe de Asturias. Ortega recibirá 10 millones de barriles de petróleo al año y créditos de un Chávez decidido a ensanchar su Alternativa Bolivariana de las Américas (Alba) frente al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) de EEUU.

domingo, enero 07, 2007

El País: Matilde Horne, de 92 años, traductora de 'El señor de los anillos', ha dejado de percibir unos suculentos derechos de autor

Domingo, 7/1/2007, 01:33 h

ELPAIS.COMCultura

Los problemas básicos de un sector básico de las letras

"Nunca vi poesía en Tolkien"

Matilde Horne, de 92 años, traductora de 'El señor de los anillos', ha dejado de percibir unos suculentos derechos de autor

VIRGINIA COLLERA - Ibiza - 06/01/2007

Matilde Horne es en realidad Matilde Zagalsky. "Firmo con el apellido de mis hijos, Martín y Virginia, porque me pareció que tenía que dejarles el trabajo, la autoría, de su madre y también el recuerdo del padre que no estaba", explica Matilde desde una silla de ruedas que parece demasiado grande para su diminuto cuerpo.

Matilde Horne



Matilde Horne es en realidad Matilde Zagalsky. "Firmo con el apellido de mis hijos, Martín y Virginia, porque me pareció que tenía que dejarles el trabajo, la autoría, de su madre y también el recuerdo del padre que no estaba", explica Matilde desde una silla de ruedas que parece demasiado grande para su diminuto cuerpo. No recuerda cuándo empezó a traducir, y el olvido no puede despacharse con un "son cosas de la edad" porque la memoria de Matilde, argentina de 92 años, es envidiable.

"Conmigo nació la necesidad de expresar un idioma en otro, de recrearlo, inventarlo", comenta. De joven, les leía a sus amigos la poesía de los surrealistas franceses en castellano, y ellos no creían que esos versos estuvieran escritos en francés, sino en un castellano con acento rioplatense. Leyendo aprendió inglés y francés. "Aprendí sola, leyendo. Tuve un profesor particular durante un año, cuando mis padres tuvieron alguna posibilidad económica, pero nada más". Y traduciendo aprendió a traducir. "Leyendo y poniendo alma, que es la única capaz de percibir más allá de lo visible y lo audible".

Ha traducido, sobre todo, literatura, a autores como J. R. R. Tolkien, Doris Lessing, Angela Carter, Stanislaw Lem, Ray Bradbury... Aunque en Argentina también tradujo durante mucho tiempo para la asociación de psicoanalistas. "Y mira, traducía del inglés al castellano, y a veces también del castellano al inglés, y los psicoanalistas ingleses decían que entendían mejor mis traducciones que las de los traductores nativos", cuenta orgullosa.

A pesar de que ha estado enredada en la madeja de las lenguas hasta los 86 años, cuando sus ojos gastados dijeron basta, ya no sabe si lo echa de menos, ni siquiera si ha merecido la pena. "En los últimos tiempos ha habido tantos equívocos que mejor me olvido de este interés por aprender a escribir las cosas como tenían que estar escritas", se lamenta. Pero no ha conseguido desenredarse del todo: "Ahora escribo con la mente". Y en ese divertimiento lingüístico y mental también ha prescindido de editores, derechos de autor, facturas... y se ha quedado con lo que verdaderamente le gusta: las palabras. "La palabra 'llovizna' me parece hermosísima, con esa elle como tartamuda y los sonidos que vienen a continuación; me gusta mucho". Sumida en sus divagaciones lingüísticas no puede, ni quiere, detenerse. "Otra que me impresiona mucho es 'muñón'; me parece terrible: es un trozo de carne que no está vivo, pero tampoco está muerto. Me estremezco cada vez que la oigo o que lo veo, porque aquí en la residencia...".

Se encoge de hombros cuando trata de explicar por qué ha acabado en una residencia de ancianos en Ibiza. No lo comprende. En toda su vida no ha hecho otra cosa que trabajar, que traducir. "Siempre he vivido escasamente. Tenía dos hijos a mi cargo, pero no me imaginaba esto".

En 1978, época en la que las dictaduras militares oprimían Argentina, Matilde puso rumbo a España. Y se instaló en Barcelona, donde también estaba su amigo Francisco Porrúa, entonces al frente de Ediciones Minotauro. "Paco escribió a Christopher Tolkien para decirle que yo era la persona ideal para continuar con la traducción de sus libros". Él ya había traducido 'La comunidad del anillo', la primera entrega de la saga de El señor de los anillos. Matilde se encargaría de traducir las dos siguientes: 'Las dos torres' y 'El retorno del rey'. "Fue una traducción difícil, pero creo que gustó bastante. Me dijeron que era muy linda, muy poética, aunque yo nunca vi mucha poesía en Tolkien. Debería haber leído El señor de los anillos con 20 años y no con 60; a esa edad yo ya estaba de vuelta y muchas cosas me parecían falsificadas. Definitivamente, no lo leí en la época adecuada".

Matilde disfrutó muchísimo más traduciendo Los libros de Terramar, de Ursula K. Le Guin; Solaris, de Stanislaw Lem, o La pasión de la nueva Eva, de Angela Carter. "En realidad, a Tolkien lo juzgo un poco elitista: los rubios, hermosos y altos del norte, y los negros, feos y malos del sur, pero no dudo de su imaginación y su riqueza verbal". Con todo, Matilde pasó más de dos años enredada en el universo Tolkien. "Creo que tendría que pedirle a Christopher un pequeño fondo de reserva por la cantidad de ojos que gasté", bromea. "Y de cerebro", añade su hijo Martín -él no bromea-, de visita en Ibiza.

Acabado el trabajo, se olvidó y siguió traduciendo para Minotauro y para muchas otras editoriales.

En 2001, Porrúa vendió Ediciones Minotauro al Grupo Planeta y, en concepto de "finiquito después de 50 años de traducciones", le dio a Matilde 6.000 euros. "Nunca tuve idea del valor del dinero. En ese momento me pareció bien, pero luego me di cuenta de que no daba para nada". Poco después volvería a reunirse con Porrúa: "Le dije que se había equivocado y él me dijo que Planeta le había hecho la mejor oferta y que quería las obras libres de derechos, y yo allí me quedé colgada". Además, los contratos de Matilde con Porrúa siempre fueron verbales. "A mí así me iba bien. Éramos amigos desde hace sesenta o setenta años y siempre me pagaba, no mucho, pero me pagaba". Y Porrúa se puso en contacto con Planeta. "Me ofrecieron 1.000 o 1.200 euros al año por los derechos de los libros, de los que tenía que descontar el IRPF, con lo cual, perdía mi pensión". Matilde cobra al mes 300 euros de pensión no contributiva. "Unos 240 van a parar a la comida, que tengo que pagar y no me gusta [Matilde no llega a los 40 kilos], y el resto me lo guardo para pagar el teléfono móvil; es la única manera de comunicarme con mis amigos y mi familia".

Desde el desencuentro con Planeta, Francisco Porrúa ingresa en su cuenta 500 o 1.000 euros por cumpleaños o fin de año. "Ya no nos vemos; sólo hablamos por teléfono de vez en cuando".

Daniel Cladera, responsable del área de derechos de Planeta, desconoce tal oferta y asegura que la editorial está dispuesta a negociar. "De hecho, últimamente estamos regularizando contratos antiguos con traductores", añade. Planeta compró la editorial Minotauro, especializada en ciencia-ficción y literatura fantástica, en 2001, tan sólo nueve días antes de que se estrenase la primera película de El señor de los anillos, 'La comunidad del anillo', de la trilogía dirigida por Peter Jackson. Los espectadores de esa primera entrega se contaron por millones, y en 2001 estalló la fiebre Tolkien: El señor de los anillos vendió un millón de copias. Matilde nunca participó de ese boom. Cladera asegura que desde la compra de Minotauro, las ventas de El señor de los anillos 'Las dos torres' y 'El retorno del rey' "ascienden aproximadamente a 500.000 ejemplares". Sin embargo, en una información publicada en este periódico el 13 de diciembre de 2001 se decía que la trilogía había vendido sólo en ese año un millón de copias. Y también que, desde 1977 hasta 2001, se habían vendido en España y América Latina cuatro millones de ejemplares. La editorial Minotauro, dirigida por Francisco Porrúa, reconocía que solía facturar tres millones de euros al año, pero en 2001 los números se han disparado hasta los 9,6 millones, gracias sobre todo a Tolkien -Minotauro era propietario no sólo de El señor de los anillos, El hobbit, El Simarillion, sus cuentos, ensayos, cartas, etcétera-. Y la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), en su informe de 2005, situaba a El señor de los anillos en el número 7 de los más leídos en 2005 y en el 10 de los más comprados.

Toma aire, mira por la ventana; ya ha contado "esa historia tan turbia" -es una de las que tiene que esforzarse por recordar porque ha debido de esforzarse mucho por olvidar-. "Parece que tengo de todo, alimento, habitación, y doy gracias al cielo por la luz, el aire, el verdor; puedo estar sola pero no es así", explica. Claro que está sola. En la residencia, la mayoría de los ancianos habla payés, y ella no los entiende. "Para mí es como un cacareo", sonríe.

Matilde no quiere acordarse más de Planeta ni de Tolkien ni de El señor de los anillos; quiere que ellos se acuerden de ella para que pueda volver a casa. "Mira, yo nunca pensé que fuese a vivir tantos años, pero ahora tengo ganas de seguir viviendo".Cobró 6.000 euros de finiquito después de 50 años de traducciones, y ahora vive en un asiloTradujo los dos últimos tomos de la trilogía, con unas ventas de medio millón de ejemplares


Matilde Horne- VICENT MARÍ