Montenegro se proyecta sobre el debate territorial en España
• Según Solana, raya el "delírium trémens" invocar este modelo para las autonomías
ENRIC DURAN
BARCELONA
Desde "sana envidia", pasando por "enorme error" y llegando a "delírium trémens". La reciente aprobación en referendo de la independencia de Montenegro con respecto a Serbia y una posible traslación al territorio español ha supuesto para unos la cara y para otros la cruz. La que será nueva república balcánica se sitúa en el horizonte estatutario de los nacionalistas e independentistas vascos y catalanes y en anatema para los conservadores españoles.
"El referendo nos produce una sana envidia democrática", afirmó ayer el líder de Esquerra, Josep Lluís Carod-Rovira. "En lugar de decidir de forma vergonzosa en referendo si se acepta un Estatut recortado, el pueblo de Montenegro ha podido expresar con libertad si quiere ser o no un país independiente", destacó. El portavoz republicano, Joan Puigcercós, preguntará a José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso qué opinión le merece que las autoridades serbias hayan reconocido el derecho a decidir de los montenegrinos tras el referendo.
"La autodeterminación es un derecho de los ciudadanos, por encima de cuestiones historicistas", remachó el consejero de Justicia del Gobierno vasco, Joseba Azkarraga (EA), que añadió que espera que la sociedad "más pronto que tarde" pueda pronunciarse en Euskadi.
EQUIVOCACIÓN
El secretario general del PP, Ángel Acebes, no desaprovechó la ocasión para afirmar que el nuevo Estatut catalán persigue "un modelo confederal" como el que tenía hasta ahora Montenegro con Serbia. Trasladar a España una situación como esa es "una utilización equivocada, errónea y manipulada" para el dirigente popular.
El alto representante para la política exterior de la UE, Javier Solana, intentó zanjar el debate y no se andó con matices. "Raya en el delírium trémens" cualquier comparación entre el referendo de Montenegro y el debate territorial español.
DISCREPANCIA
Más prudente fue el secretario de organización del PSOE, José Blanco, quien dijo que el partido respetaba el resultado del referendo montenegrino, pero su correligionario en Euskadi Rodolfo Ares reclamó a los nacionalistas vascos que se dejen de comparaciones y se preocupen por consolidar la paz en el País Vasco.
BARCELONA
Desde "sana envidia", pasando por "enorme error" y llegando a "delírium trémens". La reciente aprobación en referendo de la independencia de Montenegro con respecto a Serbia y una posible traslación al territorio español ha supuesto para unos la cara y para otros la cruz. La que será nueva república balcánica se sitúa en el horizonte estatutario de los nacionalistas e independentistas vascos y catalanes y en anatema para los conservadores españoles.
"El referendo nos produce una sana envidia democrática", afirmó ayer el líder de Esquerra, Josep Lluís Carod-Rovira. "En lugar de decidir de forma vergonzosa en referendo si se acepta un Estatut recortado, el pueblo de Montenegro ha podido expresar con libertad si quiere ser o no un país independiente", destacó. El portavoz republicano, Joan Puigcercós, preguntará a José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso qué opinión le merece que las autoridades serbias hayan reconocido el derecho a decidir de los montenegrinos tras el referendo.
"La autodeterminación es un derecho de los ciudadanos, por encima de cuestiones historicistas", remachó el consejero de Justicia del Gobierno vasco, Joseba Azkarraga (EA), que añadió que espera que la sociedad "más pronto que tarde" pueda pronunciarse en Euskadi.
EQUIVOCACIÓN
El secretario general del PP, Ángel Acebes, no desaprovechó la ocasión para afirmar que el nuevo Estatut catalán persigue "un modelo confederal" como el que tenía hasta ahora Montenegro con Serbia. Trasladar a España una situación como esa es "una utilización equivocada, errónea y manipulada" para el dirigente popular.
El alto representante para la política exterior de la UE, Javier Solana, intentó zanjar el debate y no se andó con matices. "Raya en el delírium trémens" cualquier comparación entre el referendo de Montenegro y el debate territorial español.
DISCREPANCIA
Más prudente fue el secretario de organización del PSOE, José Blanco, quien dijo que el partido respetaba el resultado del referendo montenegrino, pero su correligionario en Euskadi Rodolfo Ares reclamó a los nacionalistas vascos que se dejen de comparaciones y se preocupen por consolidar la paz en el País Vasco.